miércoles, 19 de noviembre de 2014

Oriente de boda

Lo primero que llama la atención en la celebración de bodas japonesas es la fuerza de las tradiciones. Ceremonias llenas de ritos, magia y costumbre. Hasta la elección de la fecha para el enlace tiene un caríz simbólico; el más más elegido es noviembre (mes 11) ya que es número de buena suerte.

Y si el número más elegido es el 11, el lugar de celebración por excelencia es el Templo Meiji en Tokio. Aunque, cierto es, que la influencia cada vez mayor de las costumbres occidentales ha hecho que la mayoría de las bodas se celebren en salones y hoteles.

Pero, a pesar de realizarse tanto bodas sintoístas como al estilo occidental moderno, para que haya una boda la pareja se tiene que conocer mediante un Miai. Miai, que significa "mirándose el uno al otro" es una costumbre tradicional en la que dos personas solteras se encuentran en una cita con vistas a un posible matrimonio. En ese momento se valora al candidato en base a aspectos como ingresos, educación, posición social, atractivo físico, ocupación y aficiones. Es cierto que esta tendencia ha ido a menos frente a los ideales occidentales de matrimonios por amor (kekkon ren'ai) pero todavía hay un alto porcentaje de matrimonios concertados.

Si el miai tiene éxito, la pareja quedará a solas tres citas más. En esta última cita es cuándo se suele decidir el matrimonio. La ceremonia de compromiso, en estos casos, la organiza siempre la familia del novio.

En cuanto a la ceremonia en sí misma, hay dos opciones: la tradicional (Shinzen shiki) o la occidental.




Este primer modelo de enlace se celebra como manda la tradición en un santuario sintoísta. La novia se viste de blanco con el traje tradicional japonés y se cubre la cabeza con una capucha (wataboshi). Esto junto con el maquillaje blanco que se dan por todo el cuerpo, simboliza la intención de la novia en convertirse en una novia dulce y obediente.





El momento más importante de la celebración es el San san kudo, en el que los novios beben sake en un vaso tres veces servido por una sacerdotisa. Los novios lo beben poco a poco en tres veces. Primero el novio y luego la novia. Este ritual se repite tres veces y de ahí su nombre san san kudo, o lo que es lo mismo "3, 3, 9" (se sirve en tres, se bebe en tres y se repite 3 veces, osea 9). A partir de ese momento, el sacerdote los declara marido y mujer.


CEREMONIA CRISTIANA


Cada vez son más populares en Japón, el último año el 60% de las parejas optaron por una boda al estilo occidental. ¿La razón? Se consideran más exóticas y elegantes además de ser más económicas que una ceremonia sintoísta.


La recepción incluye entradas espectaculares y de lo más pintorescas de los novios, con efectos especiales, discursos y actuaciones. Además de mantenerse las costumbres de cortar la tarta y el primer baile entre otras.
Las novias llevan vestido blanco al que estamos acostumbrados. Eso sí, es casi obligación cambiarse de vestido tras la recepción para poder disfrutar de la fiesta posterior.






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